Reconozcamos ante todo que cada vida es irremplazable, que la vida es sagrada. Rechacemos y evitemos los atajos, abramos el espacio a la legalidad democrática que mantenga los avances en seguridad, para afianzar en Colombia la comprensión, el respeto y el cumplimiento de las normas. La movilización y la participación de la ciudadanía, sumadas a la acción de las autoridades, permitirán consolidar la seguridad, en tanto que la cultura ciudadana facilitará la convivencia, la confianza, la tolerancia, el imperio de la ley y la democracia.
Resulta conveniente la creación de grupos dedicados a la propagación de los derechos humanos, con aptitudes argumentativas, preparados para capacitar a sus conciudadanos(as) en formación humanística mediante herramientas efectivas al momento de enfrentar la realidad socioeconómica de los(as) destinatarios(as)1. Las dinámicas sociales han demostrado que el ser humano es un ser que necesita relacionarse con sus congéneres, dichas interacciones inevitablemente pueden desatar conflictos que no son perjudiciales en sí mismos, pues se derivan de la pluralidad de pensamiento y acción que caracteriza a la humanidad. Allí radica la importancia de implementar una cátedra para la “resolución de conflictos” en la que se capacite a los(as) ciudadanos (as) para prevenir y resolver los conflictos que, aunque inevitables, pueden resultar enriquecedores2. La vida será respetada cuando dichos conflictos sean manejados de forma apropiada.